
ISBN
Formato impreso
978-607-607-956-0
Formato digital
978-607-607-957-7
Fecha de publicación
09-12-2024
Licencia
D. R. © copyright 2024; Luis Carlos López Ulloa; Abraham Uribe Núñez; Viviana Mejía Cañedo.
Las características de esta publicación son propiedad de la Universidad Autónoma de Baja California. www.uabc.mx
Av. Álvaro Obregón y Julián Carrillo s/n, Col. Nueva. C.P. 21100.
Mexicali, B. C., México
Tania Lizeth Hernández García
Universidad Xochicalco
Acerca de
Parece que Tijuana se construye mientras se destruye, vive en un olvido con el anhelo de ser o de transformarse constantemente en algo que se percibe como inalcanzable. Desde hace 135 años de su formación, la ciudad de Tijuana se ha constituido a partir de un imaginario lúdico y de servicios, una ciudad que podríamos asumir ha demostrado mayor interés en el visitante que en el habitante. Cuando Estados Unidos atravesó la ley sec en los años veinte, Tijuana sería el frente que recibiría a los vecinos estadounidenses, y por qué no, si económicamente el turismo ha otorgado a la ciudad la oportunidad del desarrollo. Sobre el desarrollo, Galeano (1971) menciona en su célebre obra sobre la historia inmediata de América Latina, que para Richard Nixon el desarrollo desarrolla la desigualdad, como por ejemplo dejar las decisiones de la ciudad en manos de un mínimo porcentaje de la población que no tiene consideración sobre el patrimonio simbólico construido. Esto inevitablemente nos lleva a cuestionarnos ¿Para quién es la ciudad y en manos de quién está la respuesta?
Sin duda, el patrimonio y el turismo están estrechamente relacionados, la privatización del patrimonio es también clave en la perdurabilidad de lo que reconocemos hoy en día en nuestra ciudad. (Montaner, 2020, pp. 125-133).
La falta de reconocimiento de la formación histórica de la ciudad de Tijuana deviene en su desarrollo y en cómo nos sentimos representados por el lugar que habitamos. Si el imaginario colectivo asume que la ciudad de Tijuana carece de una formación histórica que influya en su configuración en el presente y futuro, la condenamos al abismo. Montaner y Muxi (2020) destacan la importancia de promover una memoria colectiva más participativa, inclusiva y abierta, que permita conservar un patrimonio que represente a la ciudadanía (p. 133). Tal como se re-conoce en el Periódico Oficial del Estado de Baja California (2014), No. 5, el patrimonio cultural no es estático y requiere de una representación y noción de colectividad para permanecer (p. 3).
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